4. Recomendaciones generales
4.1 ¿Qué otras recomendaciones hay que tener en cuenta para seguir una alimentación y un estilo de vida saludable?
Estas recomendaciones pueden ser de utilidad si no experimentas síntomas específicos durante el tratamiento, o cuando estés recuperado.
4.2 Si tengo poco apetito y me cuesta comer, ¿Qué puedo hacer?
El consumo insuficiente de alimentos, bien por falta de apetito, bien por dificultad al tragar o masticar, etc., junto con el aumento de las necesidades nutricionales, pueden condicionar la aparición de malnutrición, que se asocia a una mayor frecuencia de complicaciones derivadas de la propia enfermedad o de los tratamientos y que puede conducir a un empeoramiento de la calidad de vida. Para conseguir un consumo suficiente de alimentos, ten en cuenta los consejos siguientes:
- Aumenta el número de comidas a lo largo del día. Procura comer poco y frecuentemente. Es la mejor opción, porque tratar de incrementar la cantidad de comida en una sola toma es más difícil de lograr y se tolera peor; además puede aparecer sensación de pesadez, digestiones más lentas, molestias abdominales, náuseas, etc.
- Ten siempre a mano alimentos apetecibles y de fácil consumo para comer entre horas: frutos secos, galletas, bollería casera, etc
- Si no consigues comer una mayor cantidad de alimentos, modifica la forma de cocinar según las recomendaciones que encontrarás más adelante
- Evita el consumo de alimentos desnatados, light o bajos en calorías
Para aumentar el aporte de calorías
Añade a las comidas los siguientes alimentos:
Para aumentar el aporte de calorías y proteínas
Añade a las comidas los siguientes alimentos:
EJEMPLOS DE MENÚS:
4.3 ¿Puedo encontrar preparados comerciales que sean muy concentrados, fáciles de preparar y que me ayuden a estar mejor nutrido?
En tu farmacia puedes encontrar preparados comerciales de alto valor nutricional en líquido o en polvo de diferentes sabores, dulces o salados, semejantes a las papillas infantiles, adaptados a las necesidades nutricionales del adulto (alimentación básica adaptada) que se pueden reconstituir con caldo, leche, etc.
También los enriquecedores dietéticos pueden serte de utilidad; son preparados en polvo o líquidos, a base de carbohidratos, proteínas o aceites especiales, que puedes añadir a las comidas ya preparadas para incrementar su valor nutricional.
Adecua tu menú diario y semanal siguiendo las frecuencias recomendadas de cada grupo de alimentos (ver tabla 5)