2. La médula ósea, las células madre y la formación de las células sanguíneas

2.1 ¿Qué es la médula ósea?

Es un tipo de tejido que se encuentra en el interior de los huesos. Puede ser de dos clases; roja y amarilla. La médula ósea roja es donde se fabrican las células de la sangre, este proceso de fabricación se denomina hematopoyesis o hemopoyesis. La médula amarilla se compone de grasa y no participa en la formación de la sangre. Durante la niñez, la mayor parte de la médula es roja, pero con el paso de los años, se convierte en amarilla, aunque puede volverse a convertir en médula roja si fuese necesario. Los adultos tenemos médula ósea roja en las costillas, el esternón, la columna vertebral, cráneo, escápula y pelvis. Nos vamos a centrar en la médula ósea roja, a la que nos referiremos como médula ósea. Ésta contiene las células madre o hemoblastos que originan los tres tipos de células sanguíneas:

  • Los hematíes, eritrocitos o glóbulos rojos son los encargados de llevar el oxígeno a las células.
  • Los leucocitos o glóbulos blancos nos defienden de las infecciones.
  • Las plaquetas evitan la hemorragia formando un coágulo cuando tenemos una herida.

 

La médula ósea mantiene el número normal de los tres tipos de células sanguíneas, sustituyendo a las antiguas que sufren muerte natural. Además si necesitara aumentar el número de ellas, por cualquier motivo, la médula formaría con rapidez nuevas células. Por ejemplo, cuando hay una infección, la médula estimula la formación de leucocitos para combatirla y su número aumentará con rapidez.

 

2.2 ¿Qué son los glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos?

Los hematíes son discos bicóncavos (como una pelotita hueca) compuestos de una sustancia llamada hemoglobina, rica en hierro. Su función es transportar oxígeno, uniéndose a la hemoglobina, desde los pulmones a todas partes del cuerpo porque tienen un tamaño, una forma y una flexibilidad que hace que se puedan introducir entre pequeños espacios. Los hematíes derivan de la célula madre de la médula ósea y son células con núcleo cuya maduración en la médula se lleva a cabo cuando la hemoglobina se une a él y pierde su núcleo. En este momento, esa célula nueva se llama reticulocito que se trans­forma en eritrocito o hematíe cuando pierde material y se hace más pequeño. El eritrocito ya maduro pasa al torrente sanguíneo. La hormona que regula la formación de hematíes se llama eritropoyetina, que se forma en los riñones, y que estimula a la médula para que forme hematíes y que en los momentos críticos, por ejemplo, en una hemorragia, no falten. Se puede administrar una hormona sintética de eritropoyetina en una inyección cuando los hematíes han disminuido como consecuencia, por ejemplo de la quimioterapia. Los glóbulos rojos o hematíes tienen una vida media de unos 120 días y se eli­minan por el hígado y el bazo. Para que se formen hematíes, la médula ósea necesita hierro, vitamina B-12, ácido fólico, vitamina B-6, entre otros. Es muy importante incluir en nuestra dieta alimentos que nos aporten estos nutrientes. Vamos a ver los parámetros normales más significativos que se relacionan con los glóbulos rojos:

  • El recuento normal de glóbulos rojos es de 4,5 a 6 millones por milímetro cúbico para los hombres y de 4 a 5,5 millones por milímetro cúbico para las mujeres.
  • La hemoglobina normal para los hombres es de 14 a 18 gramos por 100 miligramos de sangre y de 12 a 16 gramos para las mujeres.
  • El hematocrito es el porcentaje de glóbulos rojos en la sangre, lo normal es de 42 a 54% para el hombre, y de 38 a 46% para las mujeres.

 

Cuando hay una pérdida de sangre o existe una disminución de la producción de hematíes en la médula, como por ejemplo durante la quimioterapia, estos valores descienden, hecho que conocemos como anemia. Si su descenso es leve, la persona puede notar una cierta fatiga, pero si el descenso es más pro­nunciado, puede sentirse cansancio, mareo e incluso dificultad para respirar. En este caso, necesitaremos descansar y comer más, sobre todo alimentos que contengan hierro. A veces, el médico recetará un suplemento de hierro, inyecciones de eritropoyetina e incluso pude ser necesaria una transfusión sanguínea.

 

2.3 ¿Qué son los leucocitos o glóbulos blancos?

Los leucocitos son los encargados de defendernos de las infecciones. Se pro­ducen y almacenan en la médula ósea a partir de la célula madre, y se liberan al torrente sanguíneo cuando el organismo los necesita. En la sangre viven unas doce horas. Se diferencian de los glóbulos rojos porque poseen núcleo y son más grandes. El recuento total de leucocitos es de 5.000 a 10.000/mm3 y hay cinco tipos distintos; los neutrófilos, eosinófilos y basófilos, que forman el grupo llamado granulocitos y los linfocitos y monocitos que se engloban en el grupo de los agranulocitos.

 

2.4 Granulocitos

Se llaman así porque poseen granulos en su citoplasma. Constituye el 60% del total de leucocitos. Hay tres tipos:

  • Los neutrófilos, son los leucocitos más numerosos (lo normal es entre 3000 y 7000) y son los primeros en acudir a una infección. Su función consiste en localizar y neutralizar a las bacterias, de tal forma, que se rompen y así, aparecen más neutrófilos y aumenta la circulación de sangre en la zona, lo que hace que la zona esté enrojecida y caliente.
  • Los eosinófilos, son los encargados de responder a las reacciones alér gicas. Lo que hacen es inactivar las sustancias extrañas al cuerpo para que no causen daño, también poseen granulos tóxicos que matan a las células invasoras y limpian el área de inflamación.
  • Los basófilos, también intervienen en las reacciones alérgicas, liberando histamina, sustancia que aumenta la circulación sanguínea en la zona, para que aparezcan otro tipo de glóbulos blancos y, además, facilitan que éstos salgan de los vasos sanguíneos a la parte dañada. También liberan heparina que disuelve los antiguos coágulos.

 

2.5 Agranulocitos

Se llaman así porque no poseen granulos en su citoplasma. Constituyen el 40% del total de leucocitos. Hay dos tipos:

Los linfocitos, constituyen un 30% del total de leucocitos (entre 1.000 y 4.000). Pueden formarse en la médula ósea, pero también en los ganglios linfáticos, en el bazo, amígdalas o timo. No sólo luchan contra las infecciones (linfocitos T, mata a las células extrañas direc tamente o liberando linfocinas) sino que también forman anticuerpo y nos dan inmunidad frente a varias enfermedades (linfocitos B). Los anticuerpos son proteínas fabricadas para matar un antígeno específico. Por ejemplo, el virus del sarampión es un antígeno, sustancia que el organismo reconoce como extraña y forma anticuerpos para matarla y para recordarla, así cuando vuelva el virus del sarampión, el cuerpo le reconocerá y le atacará.

Los monocitos, constituyen un 5% del total de leucocitos. Su función consiste en acudir a la zona de infección para eliminar las células muertas y los desechos. Contienen enzimas especiales con las que matan bacterias. Se forman en la médula ósea y se acumulan en los ganglios linfáticos, pulmones, hígado o bazo.

Cuando existe una infección, se produce inflamación, dolor, enrojecimiento, calor en la zona afectada, así como fiebre. Eso significa que nuestro organis­mo está luchando contra las sustancias extrañas y aumentará la formación de leucocitos, por eso, es normal que nos dé alto en una analítica. Pero, hay veces, como en el tratamiento de quimioterapia, que se ve afectada la médula y los leucocitos bajan (se denomina neutropenia, si bajan los neutrófilos o leucopenia, si bajan los leucocitos en general) y hay más riesgo de producirse una infección. Por lo que habrá que tomar una serie de precauciones:

  • Evitar sitios cerrados con mucha gente.
  • No estar en contacto con personas resfriadas u otra infección.
  • Mantener una buena higiene personal, mantener la piel limpia y seca y lavarse las manos con frecuencia.
  • Tener cuidado con la boca, lavar­se los dientes con frecuencia.
  • Beber muchos líquidos para orinar con frecuencia, eliminar toxinas y evitar que se produzca una infección urinaria.
  • Lavar y desinfectar cualquier heridita que tengamos.
  • Comer los alimentos bien cocinados evitando los crudos, tipo ensala das ahumados, y pelar bien la fruta.

 

El médico te puede recetar algún antibiótico para prevenir infecciones y unas inyecciones que estimulan la formación de leucocitos en la médula ósea.

 

2.6 ¿Qué son las plaquetas?

Las plaquetas o trombocitos son las células que previenen la hemorragia con la formación de coágulos. Se producen en la médula ósea a partir de una célula llamada megacariocito que proviene de la célula madre. Las cifras normales en sangre son de 150.000 a 450.000 mm3 en sangre. La enzima que estimula a la médula para la formación de plaquetas se llama trombopo-yetina. Las plaquetas se acumulan en la herida provocando una contracción del vaso sanguíneo y, tras una serie de reacciones químicas y junto con otros factores de coagulación que intervienen, se unen entre sí y forman un coágulo deteniendo la hemorragia. Las plaquetas viven unos diez días en la sangre. Con la quimioterapia, las plaquetas también van a sufrir un descenso (se llama trombocitopenia si descienden por debajo de lo normal) y hay riesgo de hemorragia, por lo que habrá que tomar unas precauciones:

  • Evitar golpearse porque nos saldrá con mayor facilidad hematomas.
  • Si tenemos hematomas, vigilar que no vayan a más.
  • Si se produce una herida, nos comprimiremos durante un rato hasta que deje de sangrar.
  • En los análisis de sangre, habrá que comprimir el punto de punción, por lo menos, 5 minutos.
  • Para el cepillado de dientes se usará un cepillo de cerdas suaves y tendremos cuidado.
  • Vigilaremos que no haya sangre en la orina y en las heces (evitar el estreñimiento y no ponerse enemas o tomar laxantes que produzcan irritación y riesgo de sangrado e infección).

 

El linfoma es una enfermedad que afecta a los linfocitos, sobre todo, por eso es importante conocerlos para entender un poquito más en que consiste la enfermedad. La quimioterapia, es uno de los tratamientos que habitualmente se usan para tratar los linfomas y afecta, como hemos visto anteriormente, a todos los componentes de la médula ósea. Por eso, se ha insistido tanto en sus efectos en la médula y en sus componentes y en las medidas de prevención, de infecciones, principalmente, porque es lo que nos pasa a los enfermos de linfoma cuando estamos con la quimioterapia. Ahora sabemos un poquito más que es la médula ósea y cuáles son sus componentes y, así entenderemos lo que nos dice el médico cuando nos habla de linfocitos, neutrófilos… y, entenderemos mejor que nos está pasando y porqué tenemos que ponernos inyecciones o tomar antibióticos.