2. La leucemia
2.1 ¿Qué es el cáncer?
El cuerpo está formado por millones de células, de diferentes tipos tamaños y funciones. Estas células se dividen, formando los tejidos y los órganos. Cuando las células envejecen o sufren algún daño, mueren y son reemplazadas por otras nuevas.
En algunas ocasiones, puede ocurrir que este proceso se descontrole. Las células contienen material genético, conocido como ADN, que determina la manera en que cada célula crece y se divide y se relaciona con las demás. Cuando este material se daña o se altera, el crecimiento y la división celular se ven alteradas, no produciéndose la muerte de las mismas. Este proceso se conoce como mutación. Así, las células no mueren cuando deberían morir y se crean células nuevas que el cuerpo no necesita. Estas células sobrantes forman lo que se conoce como tumor, escapando de los mecanismos de defensa del sistema inmunológico.
Cuando las células de este tumor tienen la capacidad de diseminarse invadiendo otros tejidos cercanos, hablamos de tumor maligno o cáncer.
2.2 ¿Qué es la leucemia?
La leucemia es un tipo de cáncer que afecta a las células de la sangre. La palabra “leucemia” deriva de los términos griegos leukos – que significa blanco – y haima – que significa sangre. Este nombre se debe a una serie de médicos europeos del siglo XIX que fueron los primeros en observar pacientes que presentaban un marcado aumento en las cifras de glóbulos blancos. La expresión Weisses Blut o sangre blanca surgió como una designación para este trastorno.
Como hemos comentado en la sección “¿Qué es la médula ósea?”, en una persona sana las células madre se desarrollan y se especializan a través de una serie de procesos para formar las diferentes células de la sangre. Cuando aparecen defectos en el material genético de estas células, la división celular se ve alterada y no son capaces de llevar a cabo su función de manera correcta. Si estas células alteradas no mueren y comienzan a reproducirse de manera incontrolada, hablamos de leucemia.
2.3 Tipos de leucemia
Las principales formas de leucemia se dividen en cuatro categorías. En función del tipo de célula comprometida hablamos de leucemia mieloide y de la leucemia linfocítica. En función de la rapidez con la que avance la enfermedad hablamos de leucemia aguda y de leucemia crónica. Así pues, existen cuatro tipos principales de leucemias:
- Leucemia mieloide aguda
- Leucemia mieloide crónica
- Leucemia linfocítica aguda
- Leucemia linfocítica crónica
2.4 Leucemia aguda VS Leucemia crónica
Una leucemia se define como aguda o crónica teniendo en cuenta el tiempo de evolución de la enfermedad, principalmente.
Las leucemias agudas se caracterizan por progresar muy rápidamente como consecuencia de un fallo severo en la función normal de la médula ósea. Suelen venir acompañadas por síntomas muy característicos, como consecuencia de anemia, infecciones o hemorragias. Los pacientes empeoran su salud rápidamente y de forma preocupante. Un análisis de sangre con alteraciones alarmantes suele dar la primera pista al diagnóstico. Este tipo de leucemias suelen requerir un tratamiento médico urgente, con un ingreso hospitalario en sala de aislamiento. Habitualmente es necesario realizar transfusiones para estabilizar los niveles sanguíneos.
Por su parte, las leucemias crónicas se caracterizan por una evolución lenta de la enfermedad y la mayor parte de los pacientes son diagnosticados a través de un análisis rutinario de sangre y no presentan ningún síntoma. Las señales de alerta generalmente son un aumento de leucocitos en sangre, un aumento del bazo o un descenso de los niveles de hemoglobina y plaquetas. En algunos casos no es necesario comenzar con un tratamiento de manera inmediata, pero si se establecen controles estrictos para vigilar la progresión de la enfermedad. En sus fases más avanzadas, la leucemia mieloide crónica puede transformarse en leucemia mieloide aguda.
2.5 Leucemia mieloide VS Leucemia linfocítica
Una leucemia se define como linfocítica o mieloide en función del tipo de célula que la origina.
La leucemia linfocítica comienza en los linfocitos maduros o en ciertos tipos inmaduros de linfocitos. Suele originarse en los ganglios linfáticos aunque suele afectar también otros tejidos como el bazo, la médula ósea y la propia sangre.
La leucemia mieloide, por su parte, se origina en la médula ósea, en las células mieloides mas inmaduras (blastos) que dan lugar a los glóbulos rojos, las plaquetas y los granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos). En función del tipo de célula a la que madure la leucemia tiende a comportarse de una manera diferente y su abordaje terapéutico puede variar.
Generalmente se manifiesta en la sangre y en la médula ósea, pero puede extenderse a otras partes del cuerpo.