4 Tratamiento del LCCT

4.1 Planificación del tratamiento del LCCT

Con el tratamiento se puede tratar de reducir las lesiones en la piel y aliviar los síntomas como picazón, enrojecimiento y dolor. Tener información previa antes de iniciarlo ayuda al paciente a comprender las opciones disponibles, sus beneficios y desventajas, y a tomar decisiones con el equipo médico, familiares y/o otras personas relevantes de su entorno.

La efectividad de los tratamientos varía según la fase de la enfermedad, los síntomas y la salud general del paciente. Algunos se dirigen específicamente a la piel, mientras que otros afectan a todo el cuerpo. En fases iniciales, los tratamientos para la piel suelen ser efectivos, pero en fases más avanzadas pueden ser necesario emplear otros más agresivos. En ocasiones es posible que se repitan tratamientos que han sido efectivos antes, como la fototerapia y la radiación.

Es importante que el paciente, consulte acerca de las opciones de tratamiento disponibles, así como las dudas que surjan a lo largo de todo el proceso de enfermedad; transmita cuáles son sus preocupaciones y preferencias; y se tome el tiempo necesario para decidir. Además, puede ser útil que considere solicitar una segunda opinión.

4.2 Tipos de tratamiento

  • Corticoides: son un tipo de fármacos con efecto antiinflamatorio e inmunosupresor. Se pueden utilizar por vía sistémica (pastillas o inyecciones) o por vía tópica, en forma de cremas. En el caso de utilizarse por vía tópica, se suelen emplear para tratar zonas pequeñas, pero no suelen aplicarse en todo el cuerpo. Su utilización de forma oral suele prescribirse cuando existen síntomas notorios. Su uso prolongado puede causar efectos secundarios como retención de líquidos, aumento de peso, presión arterial alta o cambios en el azúcar en sangre, entre otros.
  • Quimioterapia: es un tipo de tratamiento en el que se administra un fármaco citotóxico o antineoplásico con el fin de destruir las células tumorales. Se puede administrar por diferentes vías: intravenosa, oral, subcutánea, etc. Es un tipo de tratamiento que suele producir diferentes efectos secundarios (náuseas, vómitos, alteraciones cutáneas, etc.), los cueles pueden tratar de paliarse con otros fármacos. En el LCCT suele utilizarse en estadios avanzados de la enfermedad.
  • Fototerapia o tratamiento con luz: es la utilización de radiación ultravioleta para el tratamiento de algunas enfermedades de la piel, como el LCCT. Existen dos tipos de radiación terapéutica: rayos UVA y rayos UVB. Este tipo de radiaciones tienen principalmente acción antiinflamatoria. Tras su utilización es posible sentir quemazón, ardor o que la piel se enrojezca.
  • Radioterapia: actualmente existen dos formas de radiación:

    • Localizada (focalizada): se aplica radiación en un área pequeña de la piel. Esta puede recibirse en forma de haces de electrones desde una fuente externa (radioterapia externa) o de forma interna (braquiterapia), en la cual la radiación proviene de un aplicador colocado y ajustado sobre la piel.
    • Irradiación cutánea total con electrones (ICTE): en este caso se dirige la radiación al tejido específico, intentando limitar el daño a los tejidos circundantes. Es muy eficaz para tratar lesiones extensas en la piel, como placas o tumores.

    Este tipo de tratamiento puede generar cansancio y afectar a la piel de la zona radiada, entre otros.

  • Fotoféresis o foto quimioterapia extracorpórea (FEC): en este procedimiento se extraen los glóbulos blancos, se exponen a luz UVA y a psoraleno (sustancia vegetal que es sensible a la luz) fuera del cuerpo y posteriormente se reintroducen en el organismo. Esta técnica ayuda a que los glóbulos blancos, tras ser expuestos a la luz, generen una especie de defensa contra las células T malignas. A menudo, la FEC se combina con otros tratamientos.
  • Tratamientos biológicos/inmunoterapias, tratamientos específicos: en este tipo de tratamientos se emplea el propio sistema inmunológico del cuerpo para combatir la enfermedad. Los efectos secundarios experimentados dependerán principalmente del tipo de fármaco empleado.
  • Trasplante alogénico de células madre: el trasplante de células madre, también conocido como trasplante de médula ósea, es un procedimiento por el cual se trasplantan células madre sanas provenientes de un donante con el objetivo de reemplazar a las células dañadas. Este tipo de procedimiento puede generar algunos problemas, como mucositis, cansancio, infecciones, náuseas y vómitos o la enfermedad de injerto contra huésped, entre otras.
  • Bexaroteno: Es un medicamento derivado de la vitamina A que se usa para tratar el LCCT. Actúa a través de receptores en el cuerpo para eliminar células enfermas. Se administra por vía oral. Para su utilización es necesario realizar pruebas de sangre para controlar los niveles de grasa y hormonas. Puede generar síntomas como cansancio, dolor de cabeza o debilidad.

4.3 Efectos secundarios del tratamiento

Los tratamientos para el LCCT pretenden aliviar los síntomas y controlar la enfermedad, pero a veces producen efectos secundarios que pueden causar malestar e interferir en la vida diaria del paciente.

Algunos medicamentos pueden afectar al apetito, causar náuseas, vómitos o problemas digestivos, como diarrea o estreñimiento. Ajustar la hora de toma de la medicación puede ayudar a mitigar estos efectos. La fatiga extrema también puede ser común. Para manejarla, es recomendable que el paciente tenga ciertos períodos de descanso durante el día y adapte su rutina a sus circunstancias y estado.

También es importante que adopte unos hábitos de vida saludables: siga una dieta equilibrada y una correcta hidratación; realice actividad física moderada y adaptada a su estado; y trate de no sobrecargarse. En el caso de que le cueste comer o no coma lo suficiente, puede considerar la suplementación nutricional, siempre y cuando lo consulte primero con su especialista.

Si experimenta síntomas depresivos u otra sintomatología psicológica (ej. ansiedad o bajo estado de ánimo), es importante que se lo comente a su médico para que juntos puedan valorar cuál es la mejor opción para intentar manejar estas dificultades. En la medida de lo posible, es recomendable que sea derivado a un psicólogo especializado que pueda acompañarle en este proceso, ayudándole a manejar esta sintomatología y a adquirir herramientas que le permitan afrontar su proceso de enfermedad y su tratamiento. En algunas ocasiones puede ser necesario emplear algún psicofármaco, pautado siempre por un profesional.

Si existe picor excesivo, pueden emplearse antihistamínicos, prescritos por un médico. Es importante evitar rascarse lesiones y seguir las indicaciones médicas sobre los medicamentos tópicos. Para la sensación de quemazón, es posible usar compresas frías o productos refrescantes.

Estos y otros efectos secundarios pueden variar en intensidad y a lo largo de los diferentes momentos del proceso de tratamiento. Cada uno de ellos tiene sus propios efectos, por lo que es crucial que el paciente hable con su equipo médico para comprender qué puede esperar y cómo tratarlos. También es importante que consulte antes de utilizar cualquier fármaco o solución.

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